martes, 3 de junio de 2008

La paciencia y la inpaciencia


Un día paseaba la paciencia por un jardín con su hierba verde llena de flores de diversos
colores, sentada, con la cabeza baja innundada por una inmesa tristeza estaba la impaciencia.
Esta se acercó al lugar donde se encontraba y con una gran alegría le preguntó:
-¿qué ocurre pequeña?
Esta levantando la vista, dejó ver su cara bañada en lágrimas y entre sollozos respondió:
-He vuelto a fallar, no he sabido ser paciente, no supe esperar y metí la pata.
La Dama paciencia que jamás había pasado lo que ella pasaba con empatía intentó entenderla ,
pero vanamente fueron los intentos pues no lo conseguía.
- No consigo callarme, digo lo que pienso y esto me trae grandes problemas.
La paciencia la miró, pudo ver en sus ojos el deseo y entonces comprendió que esta actuaba
por los impulsos de su ser, sin poder entender el como ni el porque esta era tan impulsiba.

Habían crecido juntas, viendo a cada paso como actuaba y caminaba y lo unico que pudo decirla
es que para aprender a caminar primero debía comenzar por andar poquito a poco .

La impaciencia con una inmesa sonrisa, se levantó, le dio un beso en la mejilla y marchó a casa
con ansias por aplicarse.

Yo me denomino Impaciencia pues es la madre de las grandes virtudes que yo no poseo.

Solo seré de El, cuando realmente lo desee ¿Acaso no lo deseo?
porque si pongo en una balanza los pros y los contras habrían mas pros que contras pero me
toca esperar, y quien espera desespera pero como uno de mis mejores amigos me dice:
-preocupate por aprender a ser una buena perra.
Así es, El tiene mi permiso para llamarmé así, no todo el mundo puede hacerlo ojo.
Siempre me ha dado sus sabios consejos y nunca le he hecho caso, con el tiempo pasan las
cosas tal y como El dice que pasarán.Así que por ahora a aprender, y como El dice:
Eres y llegarás a ser una muy buena perra.

Se que me tienes donde deseas tenerme, a tu merced y en tus manos estoy con gran orgullo
le seguire donde desee llevarme

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