sábado, 21 de marzo de 2009

Texto copiado de una web, y veo que tiene sentido...

Que tiempos aquellos dónde la sumisión se vivía y se sentía desde el alma. En los que la Dominación no buscaba solo el cuerpo, sino prioritariamente la mente y el alma de la sumisa. Donde se buscaba y se procuraba la sumisión desde los actos más cotidianos a los más excepcionales por la imperiosa ansiedad de sentir la sumisión de forma constante, diaria, de forma plena, como una forma de vida.

Tiempos en dónde ese sentimiento embargaba el alma y emocionaba.

Tiempos en los que el sexo no era la sumisión en sí misma, sino tan sólo una parte más de ella. En los que existía admiración por tu Dios, ansiedad por percibir de forma constante su Pertenencia, orgullo de estar a sus Pies, confianza ciega en su Mano ….

Tiempos en los que el Dueño era consciente de que tenía obligaciones y las asumía orgulloso. Donde se sentía más Dueño cuando reconocía sus propios errores, sin ambages ni excusas y eso no era percibido como debilidad, muy al contrario, la sumisa redoblaba, por ese hecho, su confianza ciega en el.

Tiempos donde la honestidad intelectual y emocional consigo mismo y con su perra estaba siempre presentes.

Años en los que, alrededor de una taza de café, la sumisa contaba emocionada y con ojos vidriosos como sentía crecer su dependencia, como iba superando sus miedos y la felicidad que ella sentía al ver el orgullo reflejado en la cara de su Dueño. Tiempos en los que el Dueño se emocionaba cuando escuchaba “sí mi Amo”, porque tenía un valor especial por sentido y vivido. Tiempos en los que cuando llamabas a tu sumisa puta, perra, guarra era una halago para ella porque expresaba e incrementaba el sentimiento de pertenencia. Tiempos en los que …. todo tenía UN sentido.

Ahora, muchas veces, tengo la sensación de estar hablando un idioma distinto, que nadie entiende ni quiere comprender. Es tremendamente agotador luchar contra todo para tratar de explicar que hay "otro mundo" donde se puede vivir en plenitud.

Los sentidos se cansan de estar siempre pendientes para tratar de percibir cualquier ligera nota de “esencia” en algún comentario, sentimiento, vivencia … y son muy pocas las gotas que se llegan a vislumbrar (aunque algunas siguen emocionando) … Todo ahora es relativo, todo vale, tanto del derecho como del revés, nada es sustancia o esencia … y les gusta que sea así.

Sin embargo, yo también prefiero mi mundo.

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